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Centros de consuelo: Ante un desastre, los centros comerciales se convierten en refugios

July 17, 2018

Luego de que el huracán María y sus vientos de categoría 5 azotaran a Puerto Rico en septiembre pasado, los residentes aún con techo intentaban recobrar un poco de normalidad tratando de conseguir artículos imprescindibles como agua, combustible y comida, así como señales del celular y conexiones wifi. Para tal fin, algunos de los destinos en grandes ciudades como Guaynabo, Ponce y San Juan eran los centros comerciales con pocos daños y algo de electricidad.

Fue tan importante el papel de los centros comerciales que muchos residentes pedían que la restauración de su servicio eléctrico fuera una prioridad, junto con el de los hospitales y áreas industriales. La razón era que una conexión rápida ayudaba a miles de personas.

“Si lo miramos objetivamente, es obvio que la restauración energética debe ser lo primordial en las instalaciones médicas, los aeropuertos, los puertos y los servicios de gobierno esenciales”, señaló Adolfo González, presidente de Empresas Caparra, propietaria de San Patricio Plaza, en Guaynabo. “Como muchos no podían cocinar en la casa, restaurar la energía en los centros comerciales y supermercados ocupaba el segundo lugar en importancia. Nuestros inquilinos en los restaurantes y patio de comidas hicieron una labor fantástica al dar lo máximo y proveer comidas a miles de visitantes de nuestra comunidad aledaña y la isla entera”, dijo.

Los centros comerciales en muchos países tienen una función importante en la recuperación de aquellas comunidades afectadas por desastres naturales, como se mostró tras el paso de las tormentas en la Florida y Texas el pasado año. En México, 30 centros comerciales administrados por Fibra Uno llevaron a cabo en septiembre colectas para recibir comida, agua, frisas y ropa para los miles de damnificados por el fuerte terremoto que estremeció la Ciudad de México y los estados circundantes. Algunos minoristas como  Cinemex, Home Depot, Office Max, Panda Express y Tok recolectaron productos de limpieza, comidas enlatadas, herramientas y artículos de primeros auxilios.

“Nuestra filosofía va más allá de arrendar tiendas y ayudar a los inquilinos vender productos”

Hace tres años, el propietario brasileño Multiplan encabezó una campaña para recolectar agua embotellada para miles de afectados tras el derrumbe de una represa cerca del pueblo de Mariana, en el estado de Minas Gerais. Cuatro de los malls de Multiplan (Diamond Mall y Patio Savassi, en Belo Horizonte, y ShoppingAnalia Franco y Morumbi Shopping, en Sao Paulo) recolectaron y distribuyeron más de 10 000 botellas en Mariana, indica Rodrigo Peres, gerente de mercadeo de Multiplan.

“Nuestra filosofía va más allá de arrendar tiendas y ayudar a los inquilinos vender productos”, dijo Peres. “Proveemos esparcimiento a los que nos visitan con entretenimiento, espectáculos y servicios. Por eso es que no podemos obviar las dificultades que aquejan a los que nos rodean. Hacemos lo posible para involucrar a nuestros consumidores en las campañas de ayuda a los necesitados”.

Open Plaza Piura, en Piura, Perú:

Open Plaza Piura, en Piura, Perú: Open Plaza Piura estuvo cerrado por 40 días tras las inundaciones en marzo de 2017

A menudo, los centros comerciales también sufren daños. En Ciudad de México, por ejemplo, los malls en las áreas afectadas por el terremoto del pasado año no pudieron reabrir sus puertas hasta que el gobierno determinara que eran seguros. Esta acción propició quejas de parte de aquellos en busca de refugio temporero y artículos de primera necesidad.

Open Plaza Piura, en Piura, Perú, estuvo cerrado por 40 días tras las inundaciones en marzo de 2017, explicó José Antonio Contreras, gerente general de la cadena de centros comerciales Open Plaza. “Abrir con celeridad era importante para la recuperación de la ciudad”, señaló Contreras.

Más de 1 000 trabajadores, incluidos empleados de otros dos centros comerciales que no fueron afectados por las inundaciones, removieron mil metros cúbicos de lodo y realizaron una campaña de fumigación antidengue en el área circundante. Open Plaza Piura reabrió sus puertas con 90 tiendas y clínicas coordinadas de vacunación y ayuda psicológica, así como talleres de reconstrucción de hogares, tratamiento de agua y reparaciones eléctricas seguras. Open Plaza también cedió sin costo un área para que los artesanos locales vendieran sus artículos con el fin de impulsar la economía del área, dijo Contreras.

“La ciudad estaba paralizada y la gente cayó en depresión”, dijo Contreras. “Los centros comerciales tienen un papel social vital en nuestros países y era importante abrir lo antes posible para ofrecer a los residentes otra opción para relajarse y hacer compras, permitir que los empleados ganaran un sueldo y los empresarios locales siguieran operando”.

Plaza Las Américas, en San Juan, Puerto Rico:

Plaza Las Américas, en San Juan, Puerto Rico: Con casi 300 inquilinos, Plaza Las Américas, el centro comercial más grande del Caribe, reanudó operaciones 11 días tras el paso de María

En Puerto Rico, San Patricio Plaza, en Guaynabo, se las ingenió para abrir su patio de comidas a los dos días del paso del huracán María que devastó la isla. Unos días más tarde, algunos inquilinos comenzaron operaciones con sus propias plantas generadoras, lo que permitió que el 60 por ciento del área bruta arrendable y todas las áreas comunes recibieran electricidad. El centro comercial cerraba operaciones a las 6 de la tarde para que los empleados pudieran transitar a sus hogares en las carreteras que estaban a oscuras y llenas de escombros, dijo González. Explicó que reabrir el mall fue todo un reto, ya que muchos empleados habían perdido sus casas y había muy poco combustible diésel disponible para los generadores.

“Nuestro fin era proveer un servicio a nuestra comunidad, comida, un lugar donde pudieran poner carga a los teléfonos y comprar artículos de primera necesidad”, dijo González. “Nuestros visitantes en verdad apreciaron el esfuerzo que hicimos de comenzar a operar en tan poco tiempo”.

San Patricio Plaza, cuyas anclas son Kmart, Bed, Bath and Beyond y TJ Maxx, ya tenía servicio eléctrico a tres semanas del paso del huracán, lo que permitió que los inquilinos pudieran seguir operando, añadió.           

“Para la gran cantidad de personas sin agua ni luz, los centros comerciales del área les sirvieron de refugio por parte del día, y también como su comedor y oficina”

Las visitas a este mall aumentaron en 20 por ciento en los dos meses siguientes del huracán y ya para finales de año casi todos sus inquilinos habían recuperado las ventas perdidas, indica González.

“Nuestros visitantes buscaban regresar a la normalidad, y reanudar operaciones era importante tanto para nosotros como para nuestros inquilinos”, dijo González.

Con casi 300 inquilinos, Plaza Las Américas, el centro comercial más grande del Caribe, reanudó operaciones 11 días tras el paso de María, mientras que su centro asociado, Plaza Del Caribe, con 125 inquilinos, lo hizo 15 días después. Una de las iniciativas más populares en ambos centros fue el programa Conéctate que proveía mesas, sillas, electricidad y wifi en un local vacío para aquellos sin estos servicios. La restauración del servicio eléctrico ha sido esporádico en Puerto Rico desde septiembre y, al cierre de esta edición, el programa Conéctate aún se seguía ofreciendo en ambos centros comerciales.

“En los primeros tres meses tras el huracán vimos, en promedio, un 9 por ciento de aumento en visitas [en los centros], en comparación con el año anterior, aun cuando se limitó el horario de operaciones”, dijo Lorraine Vissepó, gerente de comunicaciones de Empresas Fonalledas, propietaria de Plaza Las Américas y Plaza Del Caribe, quien además señaló que las ventas aumentaron en todos los renglones minoristas.

Ambos, González y Vissepó, creen que la experiencia tras el paso de María ha afianzado el importante papel que juegan los centros comerciales en la comunidad. “Todos en la comunidad necesitaban algún sentido de normalidad y nuestros centros ofrecían acceso a comida, bancos, entretenimiento, servicios médicos y eventualmente a todo tipo de productos y servicios”, dijo Vissepó. “Para la gran cantidad de personas sin agua ni luz, los centros comerciales del área les sirvieron de refugio por parte del día, y también como su comedor y oficina”.

por María Bird Picó

Contribuidora, Shopping Centers Today